lunes, 24 de mayo de 2010

Avatar


El país multicolor de James Cameron

Francamente no esperaba una acogida tan abrumadora por parte del público con esta película, si bien un servidor es un declarado fan del director de “Terminator” no dejo de reconocer que no tenía demasiadas ganas de ver esta nueva película, tan publicitada, tan sonada y tan en boca de todos los medios de expresión ya sean visuales o escritos, la prensa ha hablado con y sin conocimiento de este film, unas veces contando realidades, otras sencillamente rellenando huecos con rumores infundados, el caso es que ha estado constantemente llenando páginas mucho antes de su estreno, lo cual seguramente sea para bien o para mal no la ha venido nada mal. Según el propio director y guionista, este proyecto llevaba en su cabeza desde 1995, algo que no deja de ser significativo una vez vista la película. Hay que preguntarse cuales son las motivaciones que llevaron a Cameron a llevar a efecto esta visión, por una parte ha declarado que fue el complicado trabajo tecnológico el que impidió que “Avatar” viera la luz mucho antes, algo bastante parecido a lo que sucediera con su anterior mega éxito “Titanic”, la película de los 11 Oscars se elaboró en un tiempo en el que por su historia hubiese sido imposible contarla más tarde a excepción de haber manipulado la fecha del presente en el que se cuenta la historia, pues Rose la narradora de la historia del hundimiento ya era en el 97 centenaria por tanto demasiado tardía en el tiempo como para haber esperado aún más. Cuesta creer que Cameron lleve trabajando en el guión de esta película 15 años, si por algo no es notoria, es precisamente por su frescura argumental, la cual no es sino un refrito de tópicos contados con glamour y una aparatosidad técnica brutal. Allí donde la sencillez narrativa de “Titanic” triunfaba en “Avatar” se hunde con más rapidez que el trasatlántico, la razón no es otra que la humanidad que tenían los personajes del barco es un pilar fuerte donde los tópicos por muy conocidos no impiden una fácil conexión con el gran público, por contra en “Avatar” sucede todo lo contrario, esos tópicos no sólo están muy gastados sino que los personajes al no ser reales se ven incapaces de proyectar la misma conexión con el espectador. Claro que todos estos puntos pueden quedar invalidados para todos aquellos que desconozcan aquellas películas de las “Avatar” bebe con el mayor de los descaros y quienes desconozcan la historia de “Pocahontas” o “Bailando con lobos” puede que encuentren la película de su vida, incluso “El Señor de los Anillos” puede verse reflejada en la luminosa propuesta de Cameron.

Ahora bien, el aspecto técnico del film es otro de puntos a tener en cuenta y probablemente el más destacado, si podemos ser concluyentes a la hora de juzgar su descarada insolencia narrativa, hemos de ser generosos a la hora de hacerlo con su pericia técnica, los elementos digitales fluyen por la pantalla vigorosamente sin dejar constancia de su origen informático y mostrando con inusitado realismo los personajes humanoides, con una textura y autenticidad como nunca se había visto anteriormente. El tercero de los puntos, pertenece igualmente al territorio técnico, el uso del nuevo sistema 3D era otro de los reclamos del director, no deja de ser curioso como a raíz del anuncio de “Avatar” han ido apareciendo una legión de películas en este sistema que se la han anticipado, seguramente de manera deliberada. El sistema tridimensional le aporta la profundidad de campo pretendida por el director, esto es que Cameron quería una participación más cercana del espectador sin recurrir al efectismo de arrojar objetos contra pantalla, algo en lo que ha manifestado bastante incomodidad.
De este modo ¿qué conclusión podemos sacar de “Avatar”? ¿es una buena película? ¿mala? ¿regular?, entiendo que la experiencia a de ser personal, por lo que a mí respecta no afirmaría rotundamente que se trata de una mala película, pero no me cabe la menor duda de que tampoco se trata de una buena película, el tiempo juzgará lo que hoy es un fenómeno social impactante y económicamente rentable, el resto cada uno juzgará según su propio criterio.